En nuestro tiempo de captaciones de aire, en que cada voluta que llegaba servía para hacer estallar la imaginación y generaba producciones nuevas, oímos una versión de este poema bufo, del cual nos quedamos con la esencia y un bulto de las formas. Lo adoptamos en nuestro repertorio, pero naturalmente cojo. Y cojo siguió, por muchos años, hasta el olvido.
Ahora nos lo recupera de la red, Javier Varona. Esta versión parece completa, o bastante:
Esta otra presenta pocas variaciones. Muy parecida a la que me enseñaron mis hermanos Gregori y Joaquim, allá por 1960.
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